La desaparición de Abraham-Louis Breguet no mermó el interés por la Manufactura de las élites y las familias reales. Muestra de ello es la adquisición de un reloj Breguet por la reina Victoria de Inglaterra en 1838, un año después de su ascensión al trono. Los admiradores de Breguet también proliferaron entre los artistas, entre ellos el gran compositor italiano Gioachino Rossini, quien se hizo con un pequeño y sencillo reloj en 1843.
En 1835, el conde Axel von Fersen, sobrino de Axel von Fersen el Joven (1755-1810) y compañero más cercano de María Antonieta, compró un reloj de caza hecho en oro, tamaño miniatura, sin llave, muy delgado, con doble caja y piezas reducidas. Sin lugar a dudas, era el reloj sin llave de ajuste manual más pequeño que se había fabricado hasta entonces, antes de la aparición del reloj de pulsera a finales del siglo XIX. Representa un importante logro en el desarrollo de los relojes modernos y confirmó que la firma Breguet fue la inventora del mecanismo combinado de ajuste sin llave y ajuste manual a través de la corona. Este hallazgo debió haber causado sensación entre la prestigiosa clientela de la compañía, pues prácticamente todos los modelos fueron vendidos.