La Manufactura adquiere una sólida reputación entre la alta sociedad parisina y la corte francesa, cuyos miembros se convierten en fervientes coleccionistas. María Antonieta y Luis XVI encargaron diversos relojes a Breguet hasta su caída del poder. Pocos años después, Napoleón Bonaparte y Josefina se incorporaron a la cartera de clientes de la Manufactura.
La familia Bonaparte es un extraordinario ejemplo de lealtad para con la relojería Breguet. Efectivamente, comenzando por Napoleón, casi todos los miembros de la familia fueron entusiastas coleccionistas de sus creaciones. A Napoleón le siguió Josefina en 1798 y 1800, quien reanudó contacto con la firma en 1806, y a ella le sucedió su hija, la reina Hortensia, en 1810 y 1812.