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Nicolas G. Hayek

Nicolas G. Hayek Nicolas G. Hayek
El Visionario
En 1999, Nicolas G. Hayek recupera uno de los buques insignias de la Alta Relojería, en ese momento aletargado : Breguet. Animado por una verdadera pasión, infundirá una vitalidad sin igual a una marca cuyo patrimonio y saber hacer excepcional están reconocidos por sus coetáneos más prestigiosos del gremio.

Pero Nicolas G. Hayek, genio creativo y visionario, quiere también reavivar la dimensión cultural y emocional de la marca y darle de nuevo sus títulos de nobleza. Comienza un nuevo capítulo en la historia de Breguet, marcada por proyectos fabulosos, desafíos audaces, y con la divisa de seguir desvelando los más bellos tesoros nacidos del encuentro entre el arte, la belleza y la tecnología… 

Aprovechando la potencia industrial y comercial del Swatch Group, la marca dispondrá de aquí en adelante de todos los recursos materiales y técnicos que necesitaba para perpetuar el arte de la Alta Relojería y crear modelos de excepción, con el fin de satisfacer las expectativas de los apasionados y conocedores de la marca. 

Los indicios de renovación no faltan. En primer lugar, la marca dispone de una fábrica epónima a la altura de sus ambiciones. Se ha reforzado la contratación de los relojeros más cualificados, así como la formación y la transmisión de los conocimientos ancestrales por unos artesanos que han demostrado ser los mejores en su oficio y en su arte. 

Se destinan regularmente inversiones al equipamiento de control más puntero, así como a investigación y desarrollo. Nicolas G. Hayek concede mucha importancia a la investigación y será el gran impulsor de trabajos con nuevos materiales como el uso del silicio en la relojería, y de componentes como el escape pero también de nuevos movimientos. Bajo su dirección, Breguet desarrolla y registra más de 77 nuevas patentes y diseña un nuevo movimiento cada año, algunos de los cuales son revolucionarios, como el doble tourbillon. Esta capacidad para innovar confiere a Breguet un estatuto de referencia en la Alta Relojería, sin olvidar que la marca ocupa ya una posición única por pertenecer al patrimonio cultural europeo. 

Es por este motivo por el que los museos más prestigiosos exponen los relojes míticos de la marca. Estas iniciativas tienen el ferviente apoyo de Breguet. Las exposiciones en el Hermitage, en San Petersburgo, o incluso en el Louvre, en París, son acontecimientos de excepción realizados para gran deleite, no sólo de los aficionados y apasionados sino también de Nicolas G. Hayek a quien le gusta que cultura sea sinónimo de participación. Este mismo deseo permite a la fábrica alcanzar con éxito los magníficos retos que se propone como por ejemplo reproducir el mítico reloj de Marie-Antoinette, hasta entonces desaparecido. Un desafío que resulta tanto más audaz cuanto que los maestros relojeros e ingenieros de Breguet sólo disponen de algunos archivos y descripciones técnicas, y tienen que recurrir a las técnicas de la época. Este amor por el arte y la belleza lleva a Nicolas G. Hayek a proteger el patrimonio histórico y cultural más allá del ámbito de la relojería mediante mecenazgos prestigiosos a menudo llenos de emoción. El más emblemático, por sólo mencionar uno, es sin duda la restauración del Petit Trianon, verdadero homenaje de Breguet a la reina Marie-Antoinette, una gran admiradora y fiel cliente de la marca. 

Es este universo en el que se mezclan arte, cultura, belleza, sobriedad y excepción el que le gustaba compartir a Nicolas G. Hayek. Después de su trágica desaparición el 28 de junio de 2010, ha sido Marc A. Hayek el que ha tomado las riendas de la marca. El espíritu permanece y la historia continúa…